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Conservo muchos recuerdos de encuentros con bodegueros en los restaurantes en los que trabajé, pero está imagen del año 2008 junto a Raúl, Pedro y José Luis, es diferente y tiene un significado sentimental. 

Porque en cierto modo se estaba reconstruyendo la historia contemporánea del vino gallego, un movimiento de humildes viticultores que creían en otra Galicia.Con gran entusiasmo y pasión estaban cambiando el rumbo del vino gallego y también la perspectiva de las personas de su entorno.

Su entusiasmo era transformador y participativo, tanto que un simple camarero de vinos del restaurante Galileo, pasaría de ser espectador a ser protagonista en la sala. Mi juventud y mi acento entre mezclado de Argentino, Canario y Andaluz, eso no importaba mucho en el momento de proponer un vino tinto, de uvas ancestrales, que en boca expresara la estética del frío,con sensaciones de paisaje que revelaran los bosque, montañas, castañas, humo, manantiales, ríos, piedra granítica y pizarra. Se comenzaba a articular un lenguaje de vinos con variedades desconocidas, y en las cartas, los vinos gallegos se fueron equilibrando con los de otras regiones.  

 

Desde esa época vertiginosa, con mis compañeros del restaurante Galileo, creamos el blog de vinos Gallegos “IvinoOurense” dónde dejamos constancia de nuestras visitas a los pequeños viticultores para contar su historia.También tuve la oportunidad de escribir mi sección de vinos en el periódico local “La Región”, escribir en el Malbec tv de Argentina y la web Vinetur. Mi última casa en el restaurante “Nova”, elaboramos vinos para proponer maridajes paisajísticos, haciendo partícipes a nuestros comensales, de un cuento a través de la memoria y los olores, de un territorio histórico que tiene mucho que contar. 

En la actualidad estoy muy ilusionado con Xadigal, que es una tienda especializada en conservas y vinos de cercanía, en la que estamos proyectando todas esas historias mínimas  de cultivadores  de  sueños  de Galicia.

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