Daniel Marín

P orque no considerar el presente como un hecho histórico? Considero que deberíamos, sí la perspectiva tiene un mundo recuperado  como los 20 años de trabajo de Xosé Lois Sebio se podría reescribir la historia desde lo contemporáneo y no esperar a un  pasado que a veces suele ser injusto. S ería injusto no reconocer la labor    Xosé Lois Sebio, cuando a mediados de la década del 2000, el discurso de los vinos tintos del Ribeiro era muy pobre. Sebio trasmitía un lenguaje diferente con mucho hincapié en el clima, suelo y el cultivo ecológico. C on una  veintena de variedades tintas  ancestrales, como por ejemplo la Sousón , Brancellao,Ferrol, Carabuñeira, Bastardo y Caiños. Vinos de guarda que superaban los 20 meses de crianza en barrica como el memorable vino   tinto VX Cuvée Caco . Viña Grande cosecha 1998 Héroes de un rural en extinción que comparten con naturalidad su pasión por la tradición y  lo auténtico del terruño Gallego.

L a prestigiosa revista norteamericana Wine & Spirits ha seleccionado en su top 100 anual a la Bodega Quinta da Muradella de Verín entre las 100 mejores bodegas del mundo, selecta lista que en España sólo la integran cinco Bodegas de la altura de las Bodegas Vega - Sicilia, Gran Clos del Priorat, R. López de Heredia de la Rioja y Bodegas y Viñedos Raúl Pérez. E s un reconocimiento a la humildad del vino gallego y al gran trabajo realizado por el viticultor José Luis Mateo García, que ha sabido descubrir la cara desconocida de los vinos de Monterrei, recuperando pequeñas fincas que han contenido el pasado, un mestizaje de variedades autóctonas como la Albarello , Bastardo, Dona Blanca y la Monstruosa de Monterrei. J osé Luis Mateo es un claro ejemplo digno de elogiar que tras 30 años desde el nacimiento de su bodega sigue manteniendo el carácter familiar, artesano y que con sus escasísimas producciones está reivindicando a la perfección lo qué no se ve del paisaje Gall

L a parte qué más me gusta de mi trabajo es contar las historias que están detrás de cada vino, porque al narrar una historia miramos a los ojos y hacemos al otro parte del cuento. U n arte muy gratificante del que estoy convencido que es un don qué tenemos los mendocinos y qué sin saberlo somos todos un poco de lo que llaman  “sommelier” . Nos emocionamos al narrar su historia y siempre hacemos qué sea especial. L es propongo un recorrido imaginario por la ciudad en la qué vivo para descubrir sus vinos, paisajes y sus gentes. O urense es… caminar por su casco histórico con sus angostas callejuelas de piedra, es contemplar la pública piscina de agua termal construida en el centro de la ciudad al aire libre, recorrer el viejo puente Romano y respirar la calma del río Miño. H ay que mirar muy alto para ver la cima de su catedral, pasear por la romántica plaza mayor, disfrutar de la rica gastronomía en sus tabernas, donde se sirven vinos jóvenes con tapas de oreja de cerdo o pulpo a feir